Hace unos años leí la historia de dos hermanos con una misma realidad. Dicha realidad era que ambos hermanos habían crecido junto a su padre alcohólico y maltratador. El resultado de dicha vivencia y el rumbo que habían tomado sus vidas no podía ser más dispar. Uno de ellos llego a formar una familia formidable, bien situada económicamente y disfrutando de la vida. En cambio, el otro hermano era alcohólico y estaba en la cárcel. Impresionante, ¿verdad?
Tras conocer la historia, un investigador decidió entrevistarse con ellos y hacerles la misma pregunta cuya respuesta hace recapacitar y es digna para tener de referencia vez que nos quejemos de algo en nuestras vidas.
La pregunta que hizo el investigador fue la siguiente: “Con un padre maltratador y alcohólico, ¿Por qué crees que has salido así?”. Para sorpresa del investigador, la respuesta de ambos hermanos fue la misma y es la siguiente: “Con un padre así, ¿de qué otra manera podía salir?
Ya lo decía Stephen Covey: “No soy producto de mis circunstancias: soy producto de mis decisiones”
Pero esta afirmación de Covey me lleva a la siguiente pregunta: ¿Qué es lo que lleva a una persona ante una situación hostil a reaccionar de una manera tan positiva y transformadora cuando todo su entorno es adverso? Es cierto, que hay personas con unas características o predisposición a la resiliencia y a adaptarse mejor ante situaciones no favorables, pero no es menor cierto, que es, sobre todo, una cuestión de actitud, de una convicción interna basada en creencias no limitantes, en ver una oportunidad de crecimiento ante ese dolor y transformarlo en productividad, energía positiva, aprendizaje o como queramos llamarlo.
Y
te estarás preguntando qué hacen las personas que transforman el dolor o una
historia adversa en transformación personal y en una oportunidad para cambiar.
¡Vamos a ello!
¡TRANSFORMA
TU PASADO DOLOROSO EN UNA OPORTUNIDAD PARA CAMBIAR!
· Controlan
sus emociones: saben detectar, aceptar y transformar las emociones negativas
que se sienten ante situaciones dolorosas, tales como miedo, rabia, ira, etc y,
en vez de luchar contra ellas o escapar para deshacerse de tales emociones,
aceptan que las tienen, toman consciencia de ellas y actúan en consecuencia, es
decir, buscan maneras y modos de dar paso a emociones sanas y positivas,
mediante actitudes, hábitos nuevos, cambio de creencias, para dar paso a
emociones tales como el amor, agradecimiento, alegría, etc.
· Ven
más allá: tras el dolor inicial, es decir, tras pasar el duelo, en vez de
quedarse anclados en pensamientos tales como: “esto no tiene solución”, “este
dolor ha acabado con mi vida” o pensamientos victimistas similares, se
cuestionan dichas frases, sus creencias, analizan si eso de verdad es cierto, o
si hay otros caminos alternativos para empezar de nuevo. En definitiva, no se
conforman con la situación que les ha tocado vivir, y se agarran con uñas y
dientes a la vida, y ponen toda su voluntad, empeño y actitud en ver una
salida.
· Actúan y buscan ayuda: en vez de quedarse sumergidos en ese “ay, pobrecito de mi”, planifican la vida con un enfoque diferente, se ponen pequeñas metas y actúan en consecuencia. También, al ser conscientes de sus emociones y hacerse responsables de lo que sí está en sus manos, es decir, sus pensamientos y actitud, son conscientes de cuando están mal, cuando los pensamientos y emociones negativas les abruman, y en vez de huir de sus problemas, cogen el toro por los cuernos.
Habrá muchas maneras de transformar el dolor, pero he querido sintetizar y poner las tres maneras que, he podido observar que ponen en marcha las personas resilientes y que, salen de las peores situaciones que puede vivir un ser humano.
Hola Yolanda, qué bonita historia y qué consejos más certeros. Gracias.
ResponderEliminarUn abrazo..😊
No puedo estar más de acuerdo amiga mía. El dolor es alguien que nadie desea, pero si ha de vivirse, que al menos nos ayude a ser más consciente de quién somos y hacia donde vamos. Besos preciosa :D
ResponderEliminarHola Yolanda, precioso relato. Grandes consejos. Te aplaudo. Un abrazo
ResponderEliminarPreciosa historia de superación y decisión de ayudarse uno mismo. Para reflexionar y compartir. Un abrazo
ResponderEliminarHola! Me ha gustado mucho Yolanda! Una buena manera de como enfocar los momentos difíciles de la vida. Saludos
ResponderEliminarHola, Yolanda, una experiencia de lo más dispar partiendo los dos hermanos de la misma realidad. Muy buenos los puntos añadidos para transformar un pasado doloroso en oportunidad de cambio. ¡Felicidades por tu libro! Te deseo el mayor de los éxitos.
ResponderEliminarUn abrazo!
Muchas gracias a todas por vuestros comentarios. Al final, nosotros decidimos cómo actuar y superar el dolor.
ResponderEliminar¡Un abrazo gigante!
Que fantástico artículo nos traes, Yolanda, evidenciando que todos somos creadores de nuestra propia vida, que el victimismo o culpabilidad también es nuestra elección. Pusiste un ejemplo que lo dice todo. Todo es aprendizaje en la vida y nada es ni bueno ni malo, depende de cómo queramos integrarlo en nuestra realidad. Fantásticos tus consejos, y muy a tener en cuenta.
ResponderEliminarMuchas felicidades por tu libro, te deseo lo mejor en todos los aspectos de tu vida. Muchas gracias, ha sido alentador leerte.
Un abrazo enorme.
Hola, Mila. Nada que añadir a tu comentario; lo has resumido a la perfección lo que he querido transmitir en este post. Me quedo con estas dos palabras que mencionas en el comentario: elección y aprendizaje. Muchas gracias a ti por todo. El placer es mío leerte.
Eliminar¡Otro abrazo enorme también para ti!