Todos sabemos que el
maltrato psicológico existe, pero por desconocimiento muchas veces es
enmascarado con múltiples y variadas formas y no sabemos exactamente que nos
está pasando y que tipo de maltrato psicológico estamos sufriendo.
Concretamente, hoy os voy a
hablar de la luz de gas, cuyo término en inglés es gaslighting cuyo
propósito del maltratador es alterar la realidad percibida por la víctima,
haciéndole creer que es falsa, que dude de ella, de su cordura y estabilidad
mental.
Si estás seguro de tu realidad y crees que puedes estar sufriendo luz de gas, te voy a dejar 5 señales que pueden indicar que estas siendo víctima de la luz de gas, e identificarlo a tiempo es primordial.
5 SEÑALES DE QUE ESTAS SIENDO VICTIMA DEL MALTRATO LUZ DE
GAS
•Te martiriza constantemente
con fallos que puedes llegar a cometer y no tiene ningun inconveniente
en usar la mentira para confundirte.
•Acabas agotad@ y exhausto
cuando estas al lado de esta persona en vez de feliz y contento, bien por su
negatividad, bien porque te machaca constantemente con tus fallos o defectos,
en vez de decir las cosas buenas que todos poseemos.
•Te dice frases de forma
reiterada tales como ¨no es para tanto, te tomas las cosas demasiado a pecho¨,
¨te estas volviendo loc@¨, ¨eres un@
exagerad@¨, etc...
•Dudas de ti mism@ y de tu realidad por los sentimientos de culpa constante
que te hace sentir dicho maltrato.
•Nunca te da la razón,
siempre la razón la tienen ellos o ellas. Estate alerta con esto porque es
imposible que nunca digamos o hagamos nada bien, ya que, en las relaciones unas
veces tiene razón el otro, y otras nosotros, pero cuando nunca la tenemos y
llegan a tergiversar los hechos y las palabras para salirse con la suya, debes
estar muy alerta.
Este tipo de maltrato suele darse más en parejas, pero
también puede darse en el círculo familiar, de amistad, etc. Lo que sí es una
característica en todos ellos es que sucede en privado, casi nunca hay un
testigo que escenifique todo lo que sucede.
Para que se entienda mejor este tipo de maltrato silenciado
y que no deja huellas visibles, os dejo a continuación el testimonio de la
valiente Marta hizo en la web Pikara Magazine.
Me
llamo Marta y me he decidido a escribiros para contaros la violencia que sufrí
en mi última relación amorosa. Ahora soy consciente de que no estaba loca y sé
que lo que viví es un tipo de violencia psicológica que tiene un nombre:
violencia “luz de gas”, o gaslighting en inglés.
Os
presento al que fue mi amor y mi agresor. Sin ser guapo era superatractivo, un intelectual indómito y
salvaje, un rebelde. Teníamos 15 años e íbamos con el mismo grupo de amigos.
Era dulce e imprevisible a partes iguales. Me tenía loca. Estaba totalmente
enamorado de mí y propagaba a los cuatro vientos que yo era la única. Todas las
mejores canciones eran la nuestra, todas contaban nuestra increíble historia,
especial como ninguna (así lo sentíamos). Vamos, amor romántico de manual.
A
lo largo de los años, nuestras vidas fueron entrelazándose a ratos y
separándose en otras ocasiones. Ambos tuvimos otras relaciones. Tan pronto nos
encontrábamos y tocábamos el cielo como nos sumíamos en los reproches o en el
silencio más oscuro. A pesar de tanto sufrimiento y volatilidad, en mí siempre
estaba esa certeza romántica de que algún día la vida nos juntaría. Y así
ocurrió. Comenzamos a salir “oficialmente”. Tendríamos unos 25 años. Al
principio no cabíamos en nosotros de la alegría. Pero tras la euforia inicial,
la felicidad duró poco.
Pasados
unos meses todavía teníamos algunos momentos bonitos pero, tras un par de cambios
en su vida que llevó fatal, comenzó a tener muchos cambios de humor. Yo lo
achacaba a que estaba pasando un mal momento. A menudo estaba frustrado por
algo ajeno a mí (la enfermedad de un familiar, problemas en el trabajo,
dificultad para sobrevivir en una gran ciudad…) y pasaba horas de morros, sin
dirigirme la palabra o caminando un metro por delante de mí en la calle, a toda
velocidad, mientras yo le preguntaba corriendo tras de él qué pasaba sin obtener
respuesta. De repente, tan de golpe como llegaba la cerrazón, volvía a estar
normal y encantador; y recuerdo que yo sentía mucha confusión y sensación de
irrealidad: “¿Esto ha pasado?”…
Comenzó
a reprocharme esa libertad que él siempre había admirado de mí. Cuando yo me
comportaba de manera espontánea casi siempre había una queja, o ponía en
cuestión mi comportamiento o mi lógica. Así que, sin darme cuenta, aprendí poco
a poco a autocensurarme para no discutir, convirtiéndome en plastilina en sus
manos. Siento una persona que no era. Como si fuera Dr. Jekyll y Mr. Hyde, tan
pronto se enfadaba sin ninguna explicación como que estaba dulce y cariñoso. Al
principio yo alucinaba y me rebelaba. Luego empecé a pensar que quizá era una
exagerada y que era mejor aprovechar los momentos “buenos” ya que eran cada vez
más escasos. Pero eso me mataba, me dejaba en una posición de debilidad y de
confusión tremenda.
Tiempo
después de dejar la relación fui consciente de que yo tenía miedo de forma
permanente al saber que sus reacciones eran imprevisibles. Pero, cuando estaba
dentro, increíblemente no me daba cuenta de que eso tan desagradable que sentía
era miedo. Recuerdo también discusiones telefónicas eternas a última hora del
día cuando yo estaba agotada y sólo quería dormir. Me cubría de reproches por
cosas que según él yo exageraba o me inventaba: me negaba cosas que él me había
dicho, conversaciones que habíamos tenido, decía que no me acordaba de nada y
me acomplejaba por mi “falta de memoria”; en contraste con la suya, certera
siempre según él. ¡Hechos, dame hechos concretos!- me exigía- No me sirve con
que me digas que en ese momento recuerdas sentirte mal. ¡Dame hechos!
En
los últimos meses de la relación cada vez que hablaba con él por teléfono
llegué a tener siempre un cuaderno y un boli al lado para apuntar nuestras
conversaciones, así me aseguraba de saber exactamente qué habíamos dicho ambos
y cuándo, ya que para ese momento yo ya no confiaba para nada en mí, en lo que
había oído o visto ni en mi memoria. Lo fuerte es que yo esto lo veía normal.
Todo iba aliñado con declaraciones de amor profundo y de “para mí eres lo
primero”, aunque en la práctica él ignoraba todas mis peticiones de cambio. Yo
era quien invertía más energía y dinero en estar con él, desplazándome a su
ciudad, pero él me convencía de que yo era egoísta, despistada y
desconsiderada.
Yo
no concebía que alguien que “me amaba tantísimo” pudiera estar maltratándome.
Pero eso estaba ocurriendo y de hecho, sin darme cuenta,
había entrado en un estado de debilidad, desorientación, desgana y tristeza que
casi no me permitía disfrutar de nada. Cuando salí de esa relación, entendí que
ese “orgullo” que me reprochaba no era tal, sino amor propio. Aunque me
considero optimista, proactiva y bastante enérgica, y conté con el apoyo de
algunas amigas y mis padres, tardé más de un año en recuperarme, en sentirme
fuerte de nuevo y en abandonar la culpa.
Sin
terapia creo que no hubiera sido capaz. Años después, en una clase sobre las
violencias psicológicas, la profesora describió la violencia “luz de gas” y me
puse en pie como con un resorte: ESO ES LO QUE A MI ME OCURRIÓ. Me di cuenta de
que no era algo que había sufrido de forma individual sino una forma de
violencia psicológica institucionalizada y normalizada, que persigue el control
de la persona violentada.
Amor
es buen trato, disfrute y apoyo, nunca manipulación, malestar ni control.
Gracias por leerme.
Si crees que estar
sufriendo este tipo de maltrato, espero que este articulo te haya ayudado y si
crees que puede ayudar a mas personas, no dudes en compartirlo
en tus redes social y, sobre todo si sospechas que eres víctima de algún tipo de maltrato psicológico, pide ayuda social y psicológica, especialmente un profesional de la psicología. ¡No te lo calles!
(artículo extraído de mi libro Mi esencia en letras)
También puedes escucharme en Spotify, Anchor y tus plataformas favoritas.
¡Un
abrazo gigante!
P.D: El término luz de gas o Gaslighting surgió en el año 1938 con la obra de teatro titulada Gaslighting y en 1940 la película que te recomiendo. Puedes verla aquí.
Tremenda declaración que es de agradecer a Marta, por la ayuda que puede prestar a otras personas en esa situacion y por su valor para ello. Besos para tí y para Marta
ResponderEliminar¡Totalmente, Margarita! Una declaración muy valiente y que puede ayudar a muchas personas. Besos para ti también de vuelta!
EliminarOjalá esto termine, tiene que ser muy duro sufrirlo y no poder hacer nada, Abrazos
ResponderEliminarPues sí, la sensación de impotencia es muy dura. Abrazos de vuelta, Ester.
EliminarHay muchas personas que sufren el maltrato físico y psicológico, cada vez más en la juventud.
ResponderEliminarAbrazo.
Así es! Cada vez son más las personas, tanto en la juventud como en mayores, incluso hombres y ancianos aunque no se oiga tanto.
EliminarAbrazo de vuelta!
Hola Yolanda, el maltrato psicológico es muy duro y muchas de estas mujeres no son conscientes de ello hasta que están al límite. Hace ocho años trabajaba con ayudando a un grupo de mujeres que sufrían maltrato psicológico y lo peor es que muchas de ellas no eran conscientes. Para saber lo que se siente, lo que se sufre hay que escuchar y conocer de cerca a estas mujeres, víctimas en su mayoria de una sociedad que no termina de ver el machismo como una lacra social. Tenemos mucho que luchar y avanzar sobre todo desde que la ultraderecha apareció en este país.
ResponderEliminarMuchas fuerza para Marta por su valentía y un abrazo a las dos
¡Hola, Nuria! Así es. Aunque el maltrato psicológico está presente en todos los ámbitos y en ambos sexos, aunque salgan más a la luz en el caso de las mujeres como en el ejemplo de este post, de Marta.
EliminarTotalmente, tenemos mucho que luchar y avanzar pero somos muy pocos y la sociedad o está dormida o mira hacia otro lado.
Otro abrazo gigante para ti, Nuria!
Muy interesante y útil tu artículo. Saludos
ResponderEliminarMe alegra saber que te pareció útil, Federico. Saludos.
Eliminar¡Cuánta ayuda al ponerlo de nuevo! Para NO olvidar. Abrazos!
ResponderEliminarMuchas gracias, Maty por ser y estar. Abrazos de vuelta!
EliminarUn gran post como siempre y que nos da la posibilidad de reflexionar sobre aspectos de nuestra vida.
ResponderEliminarGracias y abrazo grande, Yolanda
Así es, Amaia. Reflexionar sobre un tipo de maltrato que desde hace solamente unos años conozco y que puede tener consecuencias devastadoras.
EliminarGracias a ti siempre por ser y estar. Otro abrazo grande de vuelta, Amaia!