¡BIENVENIDO 2025!
El primer post de este año 2025 va a ser un relato evocando a un momento de la niñez; en realidad es un ejercicio que hice el año pasado en un curso que realicé sobre escribir historias sobre hechos reales en el que nos pedían hacer un relato en base a una foto sobre un momento de la infancia y, he querido compartirlo con todos vosotros Sin más preámbulos, ¡vamos allá!
EL CASTILLO DE LOS SUEÑOS
Foto de Pixabay
Eran para mí años de compartir alegrías, regalos, personas maravillosas que
te hacían la vida agradable donde no imperaba tanto o no tan en demasía la
competitividad. Pero claro, esto lo reflexiona y piensa la adulta de 49 años
que soy a día de hoy. No recuerdo exactamente el año, sé que eran los años
90, años que guardo muy gratos recuerdos. Sería principios de los años 90.
Entonces a mi papá donde trabajaba le prestaban un chalet en Benicasim
para que lo disfrutara unas semanas con la familia y allí estábamos junto a
más familias alrededor. Recuerdo la alegría del día de antes de partir….
Con tan solo 6 añitos, recuerdo la noche de antes abriendo cajones con los
dedos delgaditos y temblorosos como una mariposa mirando lo que iba a
coger e irme a la cama enseguida que oía a mi madre acercarse y
despertarme con angustia de no haber dormido bien. Pero era una angustia
excitante, llena de emoción y vida.
Me encantaba hacer castillos en la arena y como gran perfeccionista que
soy, me gustaba asegurarme bien que no se cayeran ni se derrumbaran
porque entonces si que me enfadaba pero bien. Era una niña muy dulce y
buena pero cogía unas rabietas que daban miedo.
En este caso no había terminado todavía el castillo pero divisábamos las
tres a mis dos hermanas que llegaban riendo, charlando, creo que ajenas a
que nosotras estábamos allí y tropezaron sin querer con la chica que me
ayudaba a hacer el castillo volcándola donde yo tenía todo mi plan
orquestado para hacer mi castillo de arena. ¡Ah! No te he dicho que además
de formar castillos en la arena, desde niña he sido también de formarme
castillos en el aire –así me lo decía mi mami- que según ella eso era de ser
ilusa, pero los castillos en el aire orquestados no serían muy irrealistas
porque se me han cumplido (tampoco eran muchos huelga decir)
Como te decía, volcó a la chica donde tenía preparada la arena, y todo en
orden para hacer el castillo y mis hermanas irrumpieron al comienzo y
como decía tengo algo de mal genio desde niña y empecé a quejarme y
chillarles.
-Jolines, no veis que estaba haciendo un castillo.
-Todavía no habías empezado a hacerlo, quejica, que eres una quejica
–dijeron mis hermanas.
-Dejarme en paz, estoy harta, siempre me hacéis igual.
Acto seguido me voy hacía el mar con mi cubo y rastrillo lloriqueando y
balanceando los bártulos al compás del movimiento de mis brazos, donde
reflejaba perfectamente dicho enfado. Mi hermana venía detrás por miedo a
que me pasara algo y consolarme. En ese momento pasaba un hombre
mayor en forma de ángel benefactor, aunque al principio me echó un buen
rapapolvos por chillar a mis hermanas, rapapolvos cariñosos lleno de buena
intención pero lejos de alcanzarlo y comprenderlo para una niña de 6 años.
Me quedé unos instantes sin hablar, haciendo pucheros. Estaba asustada y
mi ángel benefactor me regaló un chupa-chup que fue la metamorfosis para
ese día que presagiaba ser destruido mi castillo de los sueños.
Espero que os haya gustado y lo hayáis disfrutado tanto como yo escribiéndolo.
¡Un abrazo gigante!
Una historia que es como un cuento, un relato que nos traslada a otros años. Gracias y un abrazo
ResponderEliminarAsí es, Ester. Es como un cuento-relato que nos traslada a otros años, ni mejores ni peores; diferentes. Gracias a ti, siempre.
EliminarOtro abrazo de vuelta!
La nostalgia está bien pero yo soy de los que viven el presente, con el tiempo, te das cuenta de estas cosas. Si bien cada ciclo de la vida es diferente, tenemos que ser conscientes de la importancia de los instantes, estos te pueden proporcionar paz y tranquilidad pero no debemos anclarnos en el pasado, ¡saludos Yolanda!
ResponderEliminar¡Hola, Ric! Siento que te haya parecido nostálgico, no era ese mi cometido. De hecho,, tal como expongo en el principio es un cuento-relato que nos pedían en un curso que hice y, es una especie de memorias cortas basadas en nuestras memorias, en este caso había que ir a la infancia. Todo ello es todo un aprendizaje a nuestro mundo interior, aquellos que como bien dices proporcionan paz y tranquilidad, así como otras muchas maneras, como estar en el presente como "mindfullness" y yoga. No hay formas mejores que otras, sino diferentes.
EliminarGracias por comentar, compi y un abrazo gigante!
La infancia es para mí la mejor etapa del ser humano. Solo falta nacer en el país correcto con la familia idónea.
ResponderEliminarPues sí es una etapa bonita, la infancia; todas las etapas, en definitiva, tienen su aprendizaje.
EliminarGracias por tu comentario.