¡Buenos días!
A continuación os dejo en la sección de pensamientos y poemas, un pequeños retazos de fotos sobre dichos pensamientos y poemas que he ido compartiendo en Instagram. ¡Espero que os guste y lo disfrutéis!
15/04/2024
Cuando lo necesite
sacaré fuerzas de los recuerdos
de la niñez felices y de reconciliaciones
inesperadas.
Cuando lo necesite
sacaré fuerzas de las noches en el bosque
alumbrando los caminos.
Cuando lo necesite
sacaré fuerzas de la energía de los árboles,
de la magia de imposibles, de los sueños
y
de la fuerza de la Vida.
3/09/2024
Los espíritus vagan y sueñan en el infinito,
donde todo pertenece;
todo lo auténtico y de valor permanece y
será historia.
Todos nuestros seres queridos nos guían y
visitan en el momento de nuestra finitud.
28/10/2024
Aunque te acompañe tus cicatrices
en tu cuerpo blanco y pálido
así como en tu alma,
cuando tu corazón te guíe
para tomar una dirección,
no lo dudes y hazlo.
20/01/2025
Sí, aquí estoy sentada a tu lado
temblando de miedo en el frío cementerio
que me congela las entrañas.
Recorro con la yema de los dedos las letras
inscritas en acero inoxidable de tu lápida que,
me hacen sentir nuevamente tu cruel muerte
e injusta agonía.
©Todos los derechos reservados
¡Un abrazo gigante!
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¡Hola, Yolanda!
ResponderEliminarMe he detenido con calma a leer cada uno de estos poemas, y te confieso que hay algo en ellos que se queda resonando por dentro. No buscan deslumbrar con metáforas retorcidas ni estructuras complejas, y quizá por eso calan tan hondo: porque se nota que están escritos desde un lugar sincero.
El primero, “Cuando lo necesite”, me ha parecido como un conjuro íntimo, un recordatorio de que tenemos raíces, recuerdos y paisajes internos a los que volver cuando la vida aprieta. Es casi un poema medicinal, de esos que uno querría guardar para releer cuando flaquean las fuerzas.
En el segundo, ese tránsito espiritual entre la vida y la muerte se transforma en algo casi sereno. Me ha tocado especialmente esa imagen de “los seres queridos que nos visitan en el momento de nuestra finitud”. Hay algo hermoso en pensar la muerte así: como un regreso momentáneo, no como una pérdida definitiva.
Luego llega “Aunque te acompañe…”, que sentí como una carta hacia dentro, hacia esa parte de nosotros que a veces duda. Es un poema con cicatrices, sí, pero también con impulso vital. Me recordó que a veces basta un gesto de firmeza para empezar a caminar, aunque aún duela.
Y por último, el más crudo: “Sí, aquí estoy sentada…”. Aquí tu voz se vuelve temblorosa, pero firme. Hay un duelo que no es solo personal, sino universal. Lo haces con una contención que emociona más que si se gritara. Ese frío del cementerio, esa lápida de acero... se sienten. No se leen: se sienten.
Gracias por compartir estos retazos. Se nota que no escribes por costumbre ni por inercia. Y eso, en tiempos donde todo parece tan automático, tiene mucho valor.
Un abrazo grande.
¡Hola! Antes que nada, darte nuevamente las gracias, de todo corazón.
EliminarSe nota que has leído los poemas y eso es de agradecer. ¿Qué decir de tu comentario? Nada que añadir, has captado bien lo que intento transmitir y en efecto no busco deslumbrar, como bien dices, y están escritos desde el corazón y por tanto son sinceros, como bien dices también.
¡Un abrazo grande de vuelta!
Son sanadores, y dilucidadores, a vida es asi pero no nos damos cuenta. Unos pensamientos mas amables y otros mas crudos. Un abrazo
ResponderEliminarAsí es, Esther. Unos sanadores, unos amables y otros crudos; la vida misma.
EliminarMuchas gracias por tu comentario y por estar.
¡Otro abrazo de vuelta!
Qué bonitos, Yolanda! Gracias por compartirlos con todos nosotros. Un abrazo enorme!
ResponderEliminarGracias a ti por comentar. Me alegra que te hayan parecido bonitos.
Eliminar¡Otro abrazo enorme de vuelta!